Septiembre-2013. El siguiente texto, lo escribí en tan sólo 15 minutos, porque me invitaron a participar en un concurso a nivel estatal por parte de la Universidad de Sonora, que debería tener como característica ser de ciencia ficción y no mayor a 200 palabras y estaba por vencer el plazo para su envío.
No pensé tener ningún reconocimiento para mi pequeña obra. Sin embargo, fui calificada para estar en un mini libro que se editó, junto con otros participantes que también fueron seleccionados, titulado: «Texturas Linguales 1, Antología de minificciones».
Contenido:
«Está una mujer sola, rodeada de varias personas desconocidas, observando un inmenso y bello valle a una gran altura con una malla protectora de alambre. Se mira a lo lejos un río que cruza de lado a lado, hay un pequeño lago a una distancia casi infinita. Hay también varias montañas muy elevadas a lo lejos. Sopla el aire con algo de fuerza revoloteando el largo cabello de la mujer. Camina hacia uno de los bordes donde no hay malla. Tiene miedo a las alturas, siente en el estómago un vértigo y sin embargo, tiene el impulso de volar. De pronto se impulsa hacia enfrente cayendo al vacío. La multitud que la rodea, pega un grito sin saber qué hacer por aquella mujer. Pocos segundos después, aquella mujer que parecía caer, se comienza a incorporar y extiende sus brazos y emprende el vuelo hacia el infinito. La gente no podía comprender lo que veía. La mujer sentía un placer inmenso, volar como un pájaro, con tan solo desearlo, no tenía que mover nada, levitaba sobre aquel bello valle experimentando el más puro placer de la vida, ahora ella sabía que el poder de la mente lo puede todo.»