Leyendo aquí y leyendo allá, me encontré con una leyenda, la de una casa en Delicias. Muchas son la leyendas que alberga el pueblo mágico de Álamos, Sonora, mismas que han trascendido ciudades, estados y generaciones y generaciones.
Cuenta la leyenda, que en esa casa de Delicias, una mujer procedente de familia acaudalada, que se enamoró perdidamente de un joven sirviente. Como en casi todas las historias de amor al estilo Romeo y Julieta, la familia se opuso rotundamente a que la unión entre los dos se llevara a cabo. La joven en su desesperación, ideó un plan para escapar junto con su amante una noche mientras todos dormían. El problema fue, que el plan se descubrió y antes de que el encuentro se concretara, la familia mando encarcelar al joven y amenazarlo para que no volviese a acercarse a su hija. Éste aceptó mintiendo, mientras pensaba en otra forma de regresar. Así fue como la última cita se planeó y quedó en llevar una breve serenata a la joven, para avisarle de su llegada. Todo estaba listo, pero lo que no sabían, era que la familia estaba al tanto de todo y decidiendo que querían acabar con el problema desde la raíz, esta vez mandaron matar al joven, el cual nunca llegó a presentarse ante el balcón con la prometida serenata. Su amada, esperó y esperó, sin saber la suerte que había corrido aquel al que esperaba. Pasaron los días y la joven dejó de comer, no durmió y la desesperación comenzó a apoderarse de ella, llegando al punto de querer escapar de su hogar e ir en búsqueda de él. Ante esta situación, sus padres decidieron encerrarla y prohibirle el contacto con el exterior, hasta que un prospecto llegara y pidiera su mano. Se le presentaron muchos y todos fueron igualmente rechazados. Acabando con la paciencia de los padres, la joven fue encerrada de forma definitiva en su habitación (balcón del lado derecho en la foto). Y fue ahí donde la joven se quitó la vida después de perder la fe y esperanza en su joven amado.